Los Tres Nobles Principios
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Los Tres Nobles Principios
Por Khenpo Shenga
Como se dice, “La raíz del camino Mahāyāna se encuentra en los tres nobles principios”.
El noble comienzo: despertando la bodichita
Comenzamos tomando refugio porque las Tres Joyas Preciosas, el Buda, el Dharma y la Saṅgha, son completamente confiables e inmutables. Luego consideramos cuán maravilloso sería si todos los seres sintientes, que son infinitos en número, fueran liberados de los sufrimientos de los tres reinos del samsara, y cuán maravilloso sería si alcanzaran el nivel de omnisciencia y perfecta budeidad.
Si nos entrenamos en cultivar pensamientos como estos una y otra vez, en algún momento desarrollaremos una sincera benevolencia hacia todos los seres. En ese momento, no debemos contentarnos con tener el mero deseo de ayudar. Debemos decirnos a nosotros mismos: “Para conducir a estos seres, que me han cuidado con tanta bondad a lo largo de mis vidas sin comienzo en el saṃsāra, al nivel de la iluminación perfecta, practicaré el Dharma, sin preocuparme por mí mismo, mi cuerpo o incluso mi propia vida.” Con este pensamiento, debemos esforzarnos, por medio del cuerpo, la palabra y la mente, en llevar una práctica virtuosa real.
La noble parte principal : falta de referencia
Debemos decidir, con firme convicción, que todo lo que se nos aparece no es más que nuestra propia percepción engañosa, y no tiene ni el más mínimo átomo de valor de la verdadera realidad. No es más que la percepción ilusoria de la mente. Habiendo llegado a esta conclusión, debemos recordarla una y otra vez. La mente también es perceptible pero carece de existencia verdadera, e incluso tal como se nos aparece, es intangible y desprovista de realidad concreta. Cuando reconocemos esto, debemos descansar en ese mismo reconocimiento, sin ningún otro pensamiento, simplemente permaneciendo en ese estado vívido de apertura y claridad. Entre sesiones, debemos considerar que, dado que todo no es más que nuestra propia percepción engañosa, no tiene sentido reaccionar ante sucesos y actividades ordinarias como si tuvieran una existencia real y concreta. Al mismo tiempo, aunque tales cosas sean irreales, debemos mantener la bodichita, el amor y la compasión por los seres sintientes que experimentan un sufrimiento sin fin. Entonces, una vez más, debemos descansar en meditación libres de pensamientos. Al entrenarnos en este flujo continuo de práctica, cortaremos la cadena del engaño y lograremos nuestro propio bienestar y el de los demás.
La noble conclusión: la dedicación
Cualesquiera que sean las fuentes de virtud que hayamos acumulado, por grandes o pequeñas que sean, debemos dedicarlas a que todos los seres alcancen la iluminación perfecta. Con el pensamiento de que estamos dedicando tal como lo hicieron los nobles Mañjuśrī, Samantabhadra y otros grandes seres en el pasado, podemos recitar oraciones como la Oración por las Buenas Acciones de Samantabhadra.
Descansando en la condición natural, más allá de la mente ordinaria, está el Dharmakāya,
Estar siempre ocupado con la actividad es la causa del saṃsāra.
En esta coyuntura crítica, la línea divisoria entre la existencia condicionada y la paz del nirvāṇa,
¡Vuelve tu mente al Dharma, mi compañero yogui!
Un monje seguidor del Gyalwang Karmapa solicitó algunas palabras de instrucción, por lo que yo, Shenpen Nangwa, ofrecí este breve consejo.
| Traducido por Adam Pearcey, 2007. Traducido al español por María José Quiroga Brüns, 2023.
Bibliografía
Edición tibetana
gzhan phan chos kyi snang ba. Zhal gdams 'bel gtam gyi skor. Rewalsar, Dist. Mandi, H.P., India: Zigar Drukpa Kargyud Institute, 1985, págs. 33–35 (17a–18a)
Versión: 10.-20230424