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ISSN 2753-4812
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La enseñanza especial del rey sabio y glorioso

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La enseñanza especial del rey sabio y glorioso

por Patrul Rinpoche

El comentario

¡Homenaje a mi bondadoso maestro raíz, señor de compasión incomparable!

Para explicar en unos pocos puntos cruciales cómo asimilar la práctica de la visión, la meditación y la acción, en primer lugar, puesto que el maestro es la completa encarnación del Buda, el Dharma y la Sangha, simplemente inclinarnos ante él es rendir homenaje a todas las fuentes de refugio en todo lugar. Y así: “¡Homenaje al maestro!”

En cuanto al tema principal: si tomas la práctica en tu corazón, reconociendo que los maestros raíz y de linaje son todos inseparables de la verdadera naturaleza de tu mente, esto encarna la práctica real de la visión, meditación y acción. Así, la explicación comienza relacionando la tríada de visión, meditación y acción con el significado de los nombres de los maestros raíz y de linaje.

En primer lugar, la Visión es la realización de que todas las infinitas apariencias (rabjam) del saṃsāra y el nirvāṇa, en su totalidad, están perfectamente contenidas y son iguales por naturaleza dentro del espacio que todo lo abarca de la vasta amplitud (longchen) de la naturaleza de Buda, que es la verdadera naturaleza de la realidad, libre de cualquier elaboración o complejidad. Y así: “La visión es Longchen Rabjam: vasta e infinita amplitud”.

Semejante visión, que es la ausencia de toda elaboración, se establece de manera concluyente por la sabiduría (khyen) que es la visión profunda de vipaśyanā; y descansar en un equilibrio unipuntual en ese estado de śūnyatā, sin apartarse nunca de los medios hábiles del śamatha de la compasión amorosa (tsé), es la meditación que aúna la vacuidad y la compasión. Por tanto, “la meditación es Khyentse Özer: rayos de sabiduría y amor”.

La acción es, estando uno imbuido de esa visión y meditación, poner en práctica las seis perfecciones para beneficiar a los demás, de acuerdo con los métodos de los bodhisattvas, “los nuevos brotes de los budas”. Por lo tanto, “la acción es Gyalwé Ñugu, la de los bodhisattvas”.

Para mostrar cuán afortunada es la persona que practica tal visión, meditación y acción, el texto dice: “Quien practique de esa manera”.

Aquellos que sean capaces de aislarse en un lugar de retiro solitario, dejar de lado las preocupaciones y actividades mundanas de esta vida y entregarse completamente a la práctica, en esta misma vida podrán lograr la liberación en la base de la pureza primordial. Así pues, “bien podría alcanzar la iluminación en esta misma vida”.

Sin embargo, aunque no sea así, simplemente dirigiendo tu mente hacia semejante visión, meditación y acción, sabrás cómo transformar todas las dificultades de la vida en el camino, tendrás menos expectativas y miedos con los temas de esta vida, y en tu próxima vida irás de felicidad en felicidad. Así que, “y aunque no sea así, ¡qué felicidad! ¡Qué dicha! ¡A la la!”.

Para explicar paso a paso esta visión, meditación y acción tan beneficiosas, quiero primero elucidar con más detalle cómo profundizar en la visión y ponerla en práctica. “En cuanto a la visión, Longchen Rabjam”.

El significado completo de esto está contenido en esta instrucción sobre las tres declaraciones, ya que cuando golpean el punto vital de la práctica, esto da muerte al engaño. Así pues: “tres declaraciones golpean el punto vital”.

I. Presentando directamente el rostro de Rigpa en sí mismo

En primer lugar, está el método para desvelar la visión que aún no ha sido revelada. En términos generales, hay muchas maneras de inducir la visión. En el camino dialéctico del sutrayāna se emplea el método de lung rig, que se apoya en la autoridad escritural de las enseñanzas del Buda y de los grandes maestros, y mediante la lógica y el razonamiento, se llega a la realización de la visión.

Según el enfoque común del Mantrayāna Secreto, en base a la sabiduría ilustrativa en la tercera iniciación, uno es introducido a la sabiduría real y última en la cuarta iniciación. Pero aquí, siguiendo el método especial de los grandes maestros del linaje de la práctica, la naturaleza de la mente, el rostro de rigpa, es presentado en y sobre la disolución misma de la mente conceptual.

Mientras perduren las violentas olas del pensamiento engañoso, los pensamientos burdos que surgen y corren tras los objetos de la percepción nublarán la faz original de la verdadera naturaleza de la mente, y aunque ésta nos fuera presentada, no la reconoceríamos. Por lo tanto, para permitir que estos pensamientos discursivos burdos se asienten y se aclaren, “Primero, relaja y suelta la mente”.

Sin embargo, dejar la mente relajada y sin artificio es en sí mismo la sabiduría primordial de clara luz. Por ello, ningún camino artificial podrá nunca llevarte a la realización de tu verdadera naturaleza. Para indicar que esta sabiduría innata e inalterada está ahí, presente dentro de ti, el texto dice: “ni dispersa ni concentrada, sin pensamientos”.

Aunque un principiante logre mantener el estado fundamental de la mente, descansando con naturalidad, no podrá evitar quedarse fijado en las numerosas experiencias, como la euforia, claridad y no-conceptualidad, que se manifiestan en ese estado de calma y quietud. Por lo tanto, “Mientras descansas en este estado de equilibrio calmado”.

Para liberarte de la cáscara del aferramiento a esas experiencias, deja al descubierto el rigpa que todo lo penetra y revela explícitamente su verdadero estado: “de repente pronuncia un '¡phaṭ!' que haga estallar la mente”.

Puesto que es vital cortar el flujo de los pensamientos emergentes y destruir cualquier meditación creada por la mente, el sonido 'phaṭ!' debe ser feroz, potente y abrupto: “feroz, potente y abrupto. ¡Increíble (emaho)!”

En este momento, estás libre de cualquier noción fijada acerca de lo que es la mente; esta es la liberación hecha realidad: “No hay nada allí: traspasado por el asombro”.

En ese estado del dharmakāya, desprovisto de cualquier punto de referencia o de apoyo, mora la presencia consciente desnuda que todo lo penetra, tal como es: la sabiduría que trasciende la mente. Por eso, “golpeado de maravilla (hedewa), y sin embargo todo es transparente y claro (zangtal le)”.

Esta presencia consciente no-impedida y todo-penetrante es el punto clave de la sabiduría inexpresable y naturalmente presente, que trasciende cualquier extremo de nacimiento, cesación, existencia y no-existencia, y por tanto está más allá de cualquier expresión verbal o indagación mental: “Fresco, puro y repentino, más allá de toda descripción.”

El punto crucial aquí es que rigpa, que mora como la base del dharmakāya, es la pureza primordial del camino de los yoguis, la visión absoluta de la ausencia de toda elaboración. Mientras no reconozcas este único punto, sea cual sea la meditación o práctica que hagas, nunca podrás ir más allá de una visión y una meditación fabricadas por la mente. La diferencia entre esto y el enfoque del Dzogpachenpo natural es mayor que la que hay entre la tierra y el cielo, ya que no posee el punto esencial: el fluir incesante de la clara luz, que es la no-meditación. Por lo tanto, lo más importante es, en primer lugar, reconocer esto y solo esto: “reconoce esto como la pura presencia del dharmakāya”.

Ésta es, pues, la primera de las tres declaraciones que golpean el punto vital. Si la visión no ha sido presentada y reconocida, no hay nada que mantener en la meditación. Por eso es tan importante en primer lugar y sobre todo que la visión nos sea revelada.

Y puesto que la sabiduría naturalmente presente nos es presentada como algo natural e inherente a ti, no es algo que debas buscar en otro lugar, ni tampoco es algo que no tuvieras antes y tenga que aparecer ahora en tu mente. Así pues: “El primer punto vital es: presentar directamente el rostro de rigpa en sí mismo”.

II. Decidir sobre una cosa y sólo una cosa

Seguidamente explicamos en más detalle como poner todo nuestro corazón en la práctica de meditación:

En un estado natural de reposo, en todo momento y en cualquier situación, deja que tu meditación sea como el continuo fluir de un río.

Sin cultivar la quietud ni inhibir el movimiento de los pensamientos, simplemente mantén el reconocimiento de que cuando hay quietud, ésta es el rostro mismo del dharmakāya; y cuando se produce el movimiento, es el poder inherente de la sabiduría. Por tanto, “Entonces, ya sea en un estado de movimiento o de quietud”.

De la energía mental de los pensamientos brotan emociones negativas como la ira y el apego, que constituyen la verdad del origen del sufrimiento, así como sentimientos de felicidad, tristeza y demás, que constituyen la verdad del sufrimiento en sí. Sin embargo, sean cuales sean las experiencias que surjan, si puedes tomar conciencia de cómo la verdadera naturaleza de estos pensamientos y emociones es la naturaleza misma de la realidad, no serán otra cosa que el fluir del dharmakāya. Y así: “ira o apego, felicidad o tristeza”,

Generalmente, por mucho que hayas reconocido la visión, si no la sostienes en la meditación y te dejas caer en tus hábitos ordinarios de pensamiento engañado, entonces esos mismos viejos patrones de pensamiento te mantendrán atado al samsara. El resultado es que te alejas del Dharma y te vuelves igual a cualquier persona común. Por eso nunca debes estar separado de este estado supremo de descanso natural que es la no-meditación. Así se dice: “en todo momento y en cualquier situación”.

Por lo tanto, esté la mente quieta o activa, o en cualquier otro estado, no se trata de contrarrestar cada emoción y pensamiento negativo individual con un antídoto específico. Sin importar qué pensamiento o emoción se genere, el remedio universalmente liberador es el reconocimiento de esa visión única que ya nos fue presentada, y eso solo: “reconoce ese dharmakāya que reconociste antes”.

Así pues, cualquier pensamiento o emoción que surja, en sí misma no es otra cosa que la sabiduría del dharmakāya, y la verdadera naturaleza de estos pensamientos y emociones es la clara luz en sí de la base del dharmakāya. Cuando reconoces esto, es lo que se conoce como la “clara luz madre presente como la base”.

Reconocer tu propia naturaleza en esa visión de la clara luz del rigpa que se conoce a sí mismo, y que fue presentado anteriormente por el maestro, es lo que se conoce como “la clara luz del camino de la práctica”. Permanecer en el estado en el que estas dos —la clara luz de la base y del camino— son inseparables es lo que se conoce como “el encuentro de la clara luz madre y hijo”. Por lo tanto, “y así la clara luz madre e hijo, ya conocidas, se volverán a unir”.

Recuerda pues siempre la visión, esa clara luz que ya reconociste en tí como tu verdadera naturaleza. Y prestando constante atención a este estado, es de importancia crucial abstenerse tanto de inhibir los pensamientos y emociones que son su energía dinámica (tsal), como de regodearte en ellos. Por tanto, “Reposa en el aspecto de conciencia propia, más allá de toda descripción”.

Cuando como principiante sostienes semejante estado durante largo tiempo, experiencias meditativas como la euforia, la claridad o la ausencia de pensamientos seguramente vendrán a nublar el rostro de tu verdadera naturaleza. Pero si la liberas de la cáscara del aferramiento a la experiencia y dejas al descubierto el verdadero rostro de rigpa, entonces la sabiduría brillará desde el interior.

Hay un dicho:

Cuanto más se interrumpe su fluir, mejor es el agua del arroyo de montaña.
Cuanto más se la interrumpe,
mejor es la meditación del yogui.

Así pues: “Quietud, dicha y claridad: interrúmpelas una y otra vez”.

Podrías preguntar, ¿cómo interrumpirlas entonces? Siempre que surjan experiencias de quietud, euforia o claridad, o sentimientos de alegría, regocijo o deleite, debes pulverizar la cáscara de tu apego a la experiencia, destrozándola con el golpe de rayo del poderoso sonido “¡phaṭ!”, que es la combinación de “pha” (la sílaba de los medios hábiles que concentra y reúne) y “ṭa” (la sílaba de prajna que corta a través). Por lo tanto, “golpeando de repente con la sílaba de los medios hábiles y la sabiduría”.

De esta manera, sin perder ni un momento este punto vital de la experiencia meditativa, y sosteniendo en todo momento y en cualquier circunstancia este rigpa indescriptible y omnipresente, ya no habrá diferencia entre la meditación formal y la post-meditación: “Sin distinción alguna entre meditación y post-meditación”.

Por eso no hay separación entre la meditación en sesiones formales y la meditación durante la actividad entre sesiones: “sin división entre sesiones y descansos”.

En esta meditación sublime que es la no-meditación, el yoga continuo semejante a un río de la sabiduría intrínseca, uniforme y omnipresente, no hay ni el grosor de un cabello de algo sobre lo cual meditar, ni hay tampoco un instante de distracción. Esto es lo que señala el dicho:

Yo no medito jamás, ni estoy nunca separado de ello;
Porque nunca me he separado del verdadero significado de la no-meditación.

Por lo tanto: “Permanece siempre en este estado indivisible”.

Para aquellos que sean recipientes adecuados con una afinidad por el camino especial del Dzogpachenpo y la intención de sus enseñanzas, el tipo de practicante “instantáneo” que alcanza la liberación con solo escuchar la instrucción, entonces, para esa persona, las percepciones y los pensamientos se liberan en su propia base, y todo lo que aparece se convierte en el fluir del dharmakāya donde no hay ni meditador ni nada en que meditar.

Pero otros individuos de tipo “gradual”, menos afortunados, que todavía caen presa de los pensamientos engañosos, deberán hallar la estabilidad por fases, paso a paso. Hasta que lo logren, deberán cultivar la práctica de la meditación. Por ello se dice: “Pero, hasta que se logre la estabilidad”.

Esa meditación debe practicarse cuando se reúnen todas las condiciones propicias para la estabilidad meditativa; sólo entonces se producirá la experiencia real. No importa cuánto tiempo trates de meditar en medio del ruido y la distracción, no surgirá la verdadera experiencia de meditación, por eso: “es vital meditar, lejos de las distracciones y el ruido”.

Aunque a la hora de meditar no hay diferencia entre la práctica en sesiones formales y la post-meditación, si no encuentras primero una verdadera estabilidad en tu práctica de meditación, serás incapaz de integrar la sabiduría de la experiencia meditativa con tu post-meditación. Por mucho que intentes convertir tu vida diaria en el camino, tu comprensión nebulosa y poco concreta te hará propenso a recaer en viejos patrones y hábitos negativos. Por lo tanto: “y practicando en sesiones formales de meditación”.

Puede que tengas confianza en tu práctica, y en tu capacidad de sostener un estado meditativo durante las sesiones formales. Pero si no tienes la comprensión que te permita mantener esta práctica de forma continuada e integrarla en tus actividades de la post-meditación, entonces esta práctica no servirá como remedio cuando vengan dificultades. Cuando algún pensamiento discursivo surja y te arrastre, volverás a hundirte en cosas muy ordinarias. Por eso es de crucial importancia mantener ese estado de conciencia post-meditativa que todo lo penetra. Así se dice, “En todo momento y en cualquier situación”.

En ese punto, ya no hay necesidad de buscar ninguna otra forma de meditar. En un estado de equilibrio meditativo que nunca se aparte de esta visión misma del dharmakāya, mantén una despreocupada indiferencia ante todas las acciones y todos los pensamientos, sin represión ni indulgencia, sino dejando que las cosas vengan y se vayan, una tras otra, y dejándolas ser: “permanece en el fluir de lo que es solo dharmakāya”.

Semejante práctica, en la que śamatha y vipaśyanā son inseparables, es el yoga del estado natural sin elaboración —lo no artificial e innato—, que consiste en permanecer en el rostro mismo de la naturaleza intrínseca de la realidad. Es el corazón de la práctica de todos los tantras del Vajrayāna de los Mantras Secretos; es la sabiduría suprema de la cuarta iniciación; es la especialidad —la joya que concede los deseos— del linaje de la práctica; y es la intachable mente de sabiduría de todos los maestros consumados de la India y el Tíbet y de sus linajes, tanto de la tradición antigua (nyingma) como de las nuevas (sarma).

Así que decídete por esto, con absoluta convicción. Si todavía se te hace la boca agua por otros preceptos secretos, con un apetito y una codicia insaciables, eso sería como tener a tu elefante en casa y aún así buscar sus huellas en el bosque. Atrapado en la ratonera de interminables artificios mentales, no hay oportunidad alguna para la liberación. Por tanto necesitas decidirte por tu práctica: “Decide con absoluta convicción que no hay nada más que esto.”

Decide por tanto que esta sabiduría desnuda del dharmakāya naturalmente presente es en sí misma el estado del despertar, nunca tocado por el engaño, y permanece en su fluir: ésta es la segunda declaración secreta y vital. Puesto que es de una importancia crucial: “El segundo punto vital es: decidir sobre una cosa, y sólo una”.

III. Confianza directa en la liberación de los pensamientos emergentes

Ahora bien, llegado a este punto, si no hay confianza en el método de liberación, y tu meditación se limita a relajarte en la quietud de la mente, no podrás evitar desviarte hacia los samadhis de los dioses. Semejante meditación no podrá dominar tu apego ni tu ira; no podrá detener el flujo de las pulsiones kármicas; ni tampoco podrá brindarte la confianza profunda de la certeza directa. Por lo tanto, el método de liberación es de vital importancia.

Es más, cuando se despierta una intensa atracción hacia algún objeto del deseo, o una aversión feroz hacia un objeto odiado; cuando surgen sentimientos de placer traídos por circunstancias favorables como las ganancias materiales; cuando te sientes afligido por condiciones desfavorables, enfermedades y demás: pase lo que pase, en ese momento el poder de tu rigpa se ve realzado, y por eso es vital reconocer la sabiduría que es la base de la liberación. “En ese momento, ya sean de atracción o enojo, dicha o pesar”.

Además, si tu práctica carece del punto clave de la “liberación al surgir”, cualquier pensamiento sutil que se deslice por tu mente sin que te des cuenta seguirá acumulando más y más karma samsárico.

Por lo tanto, sean cuales sean los pensamientos que se generen, burdos o sutiles, el punto crucial es sostener el surgimiento y liberación simultáneos de todos y cada uno de ellos, de modo que no dejen rastro tras sí: “Todos los pensamientos fugaces, sin excepción”.

No permitas por tanto que los pensamientos que surjan proliferen en un tumulto de engaños sutiles; pero al mismo tiempo abstente de aplicar una atención plena estrecha y producida por la mente. En lugar de eso:

Sin separarte nunca de una atención plena natural y genuina, reconoce la verdadera naturaleza de cualquier pensamiento que surja y mantén esta “liberación al surgir” que no deja huella, como quién escribe en la superficie del agua. Así pues: “en el reconocimiento no dejan rastro alguno”.

Pero si en algún momento los pensamientos no se purifican, disolviéndose a medida que se liberan por sí mismos, el simple hecho de reconocerlos como pensamientos no bastará para cortar la cadena del karma que perpetúa el engaño. Entonces, en el momento mismo de darte cuenta, observa directamente la esencia desnuda del pensamiento, y así podrás volver a identificar esa sabiduría con la que ya estás familiarizado. Descansando en ese estado, los pensamientos se purifican y se disuelven sin dejar huella. Esa disolución es un punto crucial: “Reconoce el dharmakāya donde son liberados”.

Considera el ejemplo de dibujar o escribir en la superficie del agua. En el mismo instante que escribes, se disuelve: la escritura y su desaparición son simultáneas. Del mismo modo, tan pronto como surge cada pensamiento, su liberación es simultánea, y así se convierte en un fluir ininterrumpido, donde lo que surge por sí mismo se libera también por sí mismo. Así el texto dice: “y como una figura trazada en el agua desaparece por sí misma.”

Por lo tanto, absteniéndonos de reprimir los surgimientos, y dejando que lo que surja lo haga como quiera, todos los pensamientos emergentes se purifican en su propia naturaleza fundamental. Este método de integrarlo todo en el camino es la esencia de la práctica; debes abrazarlo: “el surgimiento y la liberación se vuelven naturales y continuados”.

Si aplicas así el “ejercicio de dharmakāya” a tus pensamientos, cualquier pensamiento que surja solo servirá para fortalecer el rigpa. Y cuanto más burdos sean los pensamientos de los cinco venenos, tanto más vívido y agudo será el rigpa en el que se liberan. Así, “Todo lo que surge es alimento para la vacuidad desnuda de rigpa”.

Cuando cada pensamiento que se mueve surge del verdadero rostro del rigpa todo-penetrante como su propio poder interior, y en su surgir simplemente permaneces allí, sin aceptación ni rechazo, entonces se liberará en el mismo instante de en que aparece, y nunca quedará fuera del fluir propio del dharmakāya. Por tanto, “todo lo que se agita en la mente es el poder interior del rey del dharmakāya”.

Los pensamientos de la mente —percepciones engañosas de la ignorancia— hallan su pureza en la amplitud del dharmakāya que es la sabiduría de rigpa, y así, cualquier pensamiento que se mueva y surja dentro de esa amplitud de clara luz incesante será, por su propia naturaleza, vacío. Por eso: “en su pureza innata, sin dejar rastro alguno: ¡qué alegría!”.

Cuando te has acostumbrado a integrar los pensamientos en el camino de esta manera durante un largo período de tiempo, los pensamientos surgen como meditación; la separación entre quietud y movimiento se desvanece y, como resultado, nada de lo que surge puede dañar o perturbar tu morar en la conciencia: “La forma en que surgen las cosas puede ser la misma que antes”.

En ese momento, la forma de surgir los pensamientos, que son la energía [de rigpa], en forma de alegrías penas, esperanza y temores, puede ser similar a cómo surgen en una persona común. Sin embargo la experiencia de la gente común es de una represión o indulgencia muy sólidas, y como resultado acumulan formaciones kármicas y caen presas del apego y la agresividad.

Para un yogui Dzogchen, sin embargo, los pensamientos se liberan en el momento en que surgen:

  • Al principio, los pensamientos que surgen se liberan al ser reconocidos, como quien se encuentra con un viejo amigo;
  • En el medio, los pensamientos se liberan por sí mismos, como una serpiente que deshace sus propios nudos;
  • Al final, los pensamientos que surgen se liberan sin causar daño ni provecho, como un ladrón que entra en una casa vacía.

Así pues, el yogui del Dzogchen posee el punto vital de los métodos de liberación como estos. Por lo tanto, “pero la diferencia está en cómo se liberan: esta es la clave”.

Por eso se dice:

Saber como meditar,
pero no como liberar:
¿Qué diferencia hay con la meditación de los dioses?

Esto significa que quienes depositan su confianza en una meditación que carece de este punto vital del método de liberación y que es simplemente un estado de quietud mental, lo único que harán será perderse en los estados de meditación de los reinos superiores. La gente que afirma que basta con reconocer la quietud y el movimiento como tales no se diferencian de la gente común con su pensamiento confundido.

En cuanto a aquellos que lo estampan todo con etiquetas como “vacuidad” o “dharmakāya”, la insuficiencia de su remedio queda expuesta cuando éste no logra resistir ante la primera dificultad o infortunio que encuentran. Por ello: “Sin esto, la meditación no es más que el camino del engaño”.

“Liberación al surgir”, “liberación por sí misma”, “liberación desnuda”: comoquiera que llamemos esta forma de liberación en la que los pensamientos se liberan por sí mismos y son purificados sin dejar rastro, el punto crucial es el mismo: señalar explícitamente esta autoliberación, que es la extraordinaria especialidad del Dzogpachenpo natural.

Por tanto, si posees este punto crucial, entonces cualquier emoción o pensamiento que se genere simplemente se transforma en dharmakāya; todos los pensamientos engañosos se purifican como sabiduría; todas las circunstancias adversas aparecen como amigos; y las emociones negativas se convierten en el camino mismo. El samsara se purifica en su propio estado natural, sin que tengas que renunciar a él, y quedas libre de las ataduras tanto de la existencia condicionada como del estado de paz. Has llegado a un estado tan completo y definitivo que ya no hay ningún esfuerzo, nada que lograr, nada que hacer. Así se dice: “pero con esto, es la no-meditación, el estado del dharmakāya”.

Si te falta la confianza en este modo de liberación, te podrás jactar de tener una visión elevada y una meditación profunda, pero eso no ayudará realmente a tu mente ni tampoco será un remedio para tus emociones negativas. Por lo tanto, este no es el camino verdadero.

Por otra parte, si posees el punto crucial donde “lo que surge por sí mismo se libera por sí mismo”, entonces, aunque no tengas ni rastro de actitud de tener una “visión elevada” o una “meditación profunda”, será completamente imposible que tu mente no se libere de las ataduras del aferramiento dualista.

Si vas a la legendaria Isla de Oro, por mucho que busques, sera imposible encontrar tierra o piedras comunes. De la misma manera, la quietud, el movimiento y los pensamientos surgen ahora como meditación, y aunque fueras a buscar algún engaño concreto y sólido, no encontrarías ninguno. Este es por tanto el único criterio para determinar si tu práctica ha dado en el blanco o no. Así pues, “El tercer punto vital es: la confianza directa en la liberación de los pensamientos emergentes”.

IV. El Colofón

Estos tres puntos clave son la esencia infalible que reúne la visión, la meditación, la acción y el fruto del Dzogpachenpo natural juntas en el estado de conciencia todo-penetrante de rigpa. Estas son por tanto las instrucciones esenciales para la meditación y la acción, además de la visión.

Sin embargo, no se trata de un concepto abstracto sobre el cual, para utilizar la terminología del Dharma de la tradición textual convencional, se llega a una conclusión definitiva después de evaluarlo con las escrituras, la lógica y el razonamiento.

Más bien, cuando la sabiduría primordial misma es realizada directamente en su desnudez, eso mismo es la visión de la sabiduría de rigpa. Y dado que todas las diversas visiones y meditaciones tienen “un único sabor”, no hay contradicción en explicar los tres puntos vitales como una puesta en práctica de la visión. Entonces: “La Visión dotada de estos tres puntos vitales”.

Una práctica como ésta es el punto clave infalible del camino de la pureza primordial del Dzogpachenpo natural, la cúspide de los nueve vehículos graduados. Así como es imposible que un rey viaje sin su séquito, de la misma manera los puntos clave de todos los yanas sirven como escalones o apoyos para el camino del Dzogchen. No sólo esto, sino que cuando contemples la faz de la lámpara de la sabiduría que surge naturalmente —la pureza primordial de rigpa—, su poder resplandecerá como el discernimiento nacido de la meditación. Entonces el espacio de tu sabiduría se expandirá como el crecer de un río en verano, mientras que la naturaleza de la vacuidad brotará en forma de gran compasión, infundiéndote así con una sensibilidad amorosa ilimitada e imparcial. Así es: “ligada a la Meditación, unión de sabiduría y amor”.

Cuando este punto clave del camino, la unidad de la vacuidad y la compasión, ha sido realizado directamente, la actividad de los bodhisattvas, amplia como el océano y enteramente englobada en el camino de las seis pāramitās, surge como su propia energía natural, como los rayos que emergen del sol.

Puesto que la acción está relacionada con la acumulación de méritos, todo lo que hagas será en beneficio de los demás, lo que te ayudará a evitar buscar la paz y la felicidad para ti solo, lo cual sería desviarse de la visión correcta. Por lo tanto: “y acompañada por la Acción común de todos los bodhisattvas”.

Este tipo de visión, meditación y acción es el núcleo mismo de la visión iluminada de todos los budas que alguna vez vinieron, que están aquí ahora o que alguna vez vendrán, y por eso: “Si los budas del pasado, presente y futuro fueran a deliberar”.

Puesto que no hay nada que pueda superar esta cumbre soberana de todos los yanas —el punto clave del camino de la Esencia del Corazón Vajra del Ñingtik, la quintaesencia de todo fruto—, “ninguna instrucción encontrarían superior a esta.”

Sin duda el verdadero significado de lo expresado en esta instrucción es la esencia del corazón de las instrucciones esenciales del linaje; sin embargo, incluso las líneas que lo expresan, estas pocas palabras, debieron también surgir del poder creativo de rigpa. Así que: “Por el tertön del dharmakāya, el poder interno de rigpa”.

Yo no tengo ninguna comprensión experiencial del significado real de estas palabras como resultado de la “sabiduría nacida de la meditación”. Sin embargo, al escuchar la transmisión oral infalible de mi santo maestro, todas mis dudas se despejaron por completo con la “sabiduría nacida de la escucha”, y pude llegar a una comprensión definitiva por la “sabiduría nacida de la contemplación”, tras lo cual escribí esto. Y así fue: “Extraída como un tesoro de las profundidades de la intuición trascendental”.

No es como cualquier tipo de tesoro mundano y común, que podría simplemente aliviar la pobreza por un tiempo: “no es como un tesoro ordinario de tierra y piedra”.

Estos tres preceptos vitales de la visión, conocidos como “Golpear la esencia en tres declaraciones”,[1] fueron transmitidos al gran maestro Mañjuśrīmitra por el nirmāṇakāya Garab Dorje desde el interior de una nube de luz en el cielo en el momento de pasar al nirvāṇa. Éstas son las instrucciones esenciales mismas a través de las cuales sus mentes de sabiduría se volvieron inseparables: “porque es el testamento final de Garab Dorje”.

Fue al penetrar en núcleo vital de esta instrucción que el omnisciente rey del Dharma, Longchen Rabjam realizó directamente y en una misma vida la mente de sabiduría de la pureza primordial, el agotamiento de todos los fenómenos, despertando así a la budeidad perfecta y completa. Revelándose en su cuerpo de sabiduría frente al vidyādhara Jikmé Lingpa, le confirió la bendición a la manera de la “transmisión simbólica de los vidyādharas”. De éste, a su vez, mediante la “transmisión de boca a oído” mi propio y bondadoso maestro raíz Jikme Gyalwe Ñugu recibió la introducción con esta misma instrucción, y así conoció el rostro mismo de la verdadera naturaleza de la realidad. Esta es pues la instrucción que recibí de Jikmé Gyalwé Nyugu, mientras estaba presente entre nosotros como el glorioso protector de todos los seres. Es por eso que es “la esencia de la mente de sabiduría de las tres transmisiones”.

Instrucciones esenciales como éstas son como el oro más fino, como el centro mismo del corazón. Sería una lástima enseñarlas a personas que no las pondrían en práctica.

Pero también sería una lástima no enseñarlas a una persona capaz de apreciarlas como su propia vida, que pueda poner en práctica su significado esencial y alcanzar la budeidad en una sola vida. Así pues:

“Está confiada a mis discípulos de corazón, sellada como secreto.
Su sentido es profundo, las palabras de mi corazón.
Son las palabras de mi corazón, el punto clave y crucial.
Este punto crucial: nunca lo tomes a la ligera.
No dejes que esta instrucción se te escape.”

Esto completa esta breve explicación de La enseñanza especial del rey sabio y glorioso.

¡Virtud! ¡Virtud! ¡Virtud!


| Traducido del tibetano y del inglés por Roger Espel Llima (2024)


  1. También conocidos como “Golpear la esencia en tres palabras”, o “Tres preceptos incisivos”.  ↩

Patrul Rimpoché

Garab Dorje

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